Los participios pasivos (I): participios irregulares

Los errores son parte de la adquisición de una lengua extranjera. Y yo sé, porque lo he experimentado en carne propia, que cometer errores al hablar o tener que estar hurgando en el cerebro para encontrar la expresión adecuada para decir algo puede ser una experiencia poco agradable. Pero los errores, de hecho, son esperables y están sistematizados, es decir, se sabe qué errores cometerá una persona que aprende determinado idioma en función de el o los idiomas que hable. Los participios irregulares del español, por ejemplo, son una fuente de errores en los niños pequeños que están adquiriendo el idioma como lengua materna. Es bastante común, por ejemplo, que los niños aprendan a decir “roto”, que es el participio pasivo del verbo romper, y que luego pasen por una etapa en la que dicen “rompido”, que sería el participio lógico del verbo romper si seguimos la regla de formación de los participios. Eso no significa que hayan desaprendido, sino que comenzaron a internalizar las reglas de la gramática. Me pasó a mí mismo aprendiendo alemán: el verbo fahren  en alemán, que significa ir a algún lugar en un vehículo, tiene un participio irregular: gefahren. Las primeras veces que tuve que utilizar el participio de este verbo utilicé gefahren, pero después pasé por una etapa en la que decía gefährt. Porque ese era, para mí, el participio lógico del verbo fahren de acuerdo con la lógica de la formación de los participios en alemán. ¿Por qué les cuento esto? Para que no tengan miedo de decir rompido, decido, hacido, etc. Cuando logren, de hecho, decir rompido espontáneamente, habrán cruzado una barrera normal y esperable en la adquisición del idioma español.