María es más alta que tú: la forma comparativa de los adjetivos

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n un artículo anterior vimos los adjetivos calificativos en español, sus géneros gramaticales, sus plurales y su uso. En este artículo veremos otra función de los adjetivos, también de uso muy frecuente en el idioma: la forma comparativa de los adjetivos. Este es un tema importante y no muy complicado de comprender aunque, como veremos, existen algunas formas irregulares a la hora de formar los comparativos. ¡Vamos!

La forma comparativa de los adjetivos se utiliza para comparar cualidades entre dos sustantivos, que pueden ser personas, animales, objetos, conceptos abstractos, etc. Básicamente existen tres formas de comparación: de superioridad, con la que se indica que una cualidad es mayor en un sustantivo que en el otro, de inferioridad, con la que se indica que una cualidad es menor en un sustantivo que en el otro, y de igualdad, con la que se indica que ambos sustantivos tienen tal cualidad con la misma intensidad. Veamos cómo se forman.

Superioridad: más + adjetivo + que.

Normalmente son construcciones con el verbo ser, y que implican a dos sustantivos. El adjetivo coincide en género y número con el sustantivo que es el sujeto gramatical de la oración, es decir, con el sustantivo que “ejecuta” la acción de ser algo y que es comparado con otro.

María es más alta que Pedro. María es más alta que todos los hombres.

Estas naranjas son más dulces que esas. Mi naranja es más dulce que las tuyas.

El libro es más interesante que la película. Los libros son más complicados que las películas. 

Inferioridad: menos + adjetivo + que.

Al igual que las comparaciones de superioridad, las de inferioridad se construyen normalmente con el verbo ser, y el adjetivo coincide, nuevamente, con el sujeto gramatical. A diferencia de la comparación de superioridad, la de inferioridad indica que la intensidad del adjetivo es menor en el sujeto gramatical. Veámoslo con los mismos ejemplos:

María es menos alta que Pedro. María es menos alta que todos los hombres.

Estas naranjas son menos dulces que esas. Mi naranja es menos dulce que las tuyas.

El libro es menos interesante que la película. Los libros son menos complicados que las películas. 

De lo anterior se desprende que tenemos varios caminos para decir lo mismo. Por ejemplo, yo puedo decir que el Aconcagua es más bajo que el Everest, que el Aconcagua es menos alto que el Everest, que el Everest es más alto que el Aconcagua y que el Everest es menos bajo que el Aconcagua, y el mensaje, objetivamente, es el mismo: el Everest mide más metros de altura, el Aconcagua menos. Entonces, ¿qué opción elegir? En general, si hablamos de algo cuantitativo, medible, se utiliza la comparación de superioridad. Es decir, en el caso de las montañas, la frase más naturalmente utilizada será “El Everest es más alto que el Aconcagua”. Y como se trata de algo cuantitativo, si queremos enfatizar la menor altura del Aconcagua, la frase que sonaría más natural sería “El Aconcagua es más bajo que el Everest”, es decir, el comparativo de superioridad pero con el adjetivo opuesto. Pero si queremos enfatizar, por ejemplo, una cualidad subjetivamente negativa, elegiremos la comparación de inferioridad, como por ejemplo en “Estas naranjas son menos dulces que esas”. La carga subjetiva es grande y, como muchas otras cosas al adquirir una lengua extranjera, la elección de la opción que suene más natural se adquiere con la práctica de la misma. 

Igualdad: los comparativos de igualdad expresan que ambos sustantivos tienen una cualidad con la misma intensidad. Al igual que los anteriores normalmente se construyen con el verbo ser, y el adjetivo coincide en género gramatical y número con el sujeto gramatical. En este caso, sin embargo, hay dos construcciones frecuentes, cuyo uso dependerá de la variedad del idioma español. Con los mismos ejemplos anteriores, veremos ambas. 

Tan + adjetivo + como.

María es tan alta como Pedro. María es tan alta como todos los hombres.

Estas naranjas son tan dulces como esas. Mi naranja es tan dulce como las tuyas.

El libro es tan interesante como la película. Los libros son tan interesantes como las películas. 

Igual de + adjetivo + que.

María es igual de alta que Pedro. María es igual de alta que todos los hombres.

Estas naranjas son igual de dulces que esas. Mi naranja es igual de dulce que las tuyas.

El libro es igual de interesante que la película. Los libros son igual de complicados que las películas. 

En mi variedad del idioma español, la rioplatense, se usa la segunda opción en el lenguaje hablado, y la primera, a mí personalmente y estoy seguro de que a la mayoría de los hablantes de esta variedad, me suena literaria. Pero como siempre aconsejo cuando me preguntan cuál aprender y cuál no, en referencia a este tema en particular y también a otros, desde mi punto de vista la mejor opción es aprender todo. Si se aprende todo se entiende todo y, además, uno tiene más fácilmente la posibilidad de adaptarse a los eventuales interlocutores, estilos, etc.

Adjetivos irregulares.

Hay algunos adjetivos que, cuando se usan en la forma comparativa, tienen formas irregulares. En estos casos se utiliza la forma irregular omitiendo más o menos. Varían en singular y plural, pero son iguales en ambos géneros gramaticales. Veamos ejemplos.

Bueno: mejor. Este restaurante es mejor que aquel. Estos restaurantes son mejores que aquellos. Esta nadadora es mejor que esa. Estas nadadoras son mejores que esas.

Malo: peor. Él es peor qué tú en matemáticas. Ellos son peores que ustedes en matemáticas. La tormenta de ayer fue peor que la de la semana pasada. Las tormentas de este año fueron peores que las del año pasado. 

Joven: menor. Él es menor que yo. Mis primos son todos menores que mi hermana. Mi madre es menor que tu abuelo. Mis hermanas son menores que tú.

Viejo: (en referencia únicamente a la edad) mayor. Yo soy mayor que mi hermana. Ellos son mayores que nosotros. Mi tía es mayor que mi madre. ¿Tus hermanas son mayores que tú?

En el lenguaje hablado, y siempre dependiendo de la variedad del idioma español de la que se trate, estos comparativos pueden no ser utilizados. Es decir, podrás escuchar cosas como más/menos malo, más/menos joven, etc. 

Comparación de cantidades.

Cuando comparamos la cantidad de algo contra un número hay algunos cambios en las construcciones. En este caso, además, aparte de las construcciones con ser son frecuentes las construcciones con hay, la forma impersonal del verbo haber, y con tener. 

Superioridad: más de + número. 

Hay más de 40.000 personas en el estadio. 

Ellos son más de 10 personas. 

Tengo más de dos lápices. 

Inferioridad: menos de + número. 

Hay menos de 40.000 personas en el estadio. 

Ellos son menos de 10 personas. 

Tengo menos de dos lápices. 

Igualdad: tanto/a, tantos/as + sustantivo + como. Tanto coincide en género gramatical y número con el sustantivo al que se refiere, y significa la misma cantidad o intensidad de algo. 

Hace tanto calor como el año pasado. 

Tengo tantos lápices como tú. 

Tengo tanta energía como ayer. 

Hay tantas personas como ayer en el estadio. 

Formas negativas.

¡Por fin algo muy fácil! Para las expresiones negativas basta con agregar “no” antes del verbo. En cualquiera de los casos. 

María no es menos alta que Pedro. María no es menos alta que todos los hombres.

Estas naranjas no son menos dulces que esas. Mi naranja no es menos dulce que las tuyas.

Este restaurante no es mejor que aquel. Estos restaurantes no son mejores que aquellos. 

No hay más de 40.000 personas en el estadio. 

A mí me encanta la pragmática, así que incluiría para continuar con este tema unos párrafos hablando acerca del orden de la frase, que en español es muy libre, y los significados subjetivos. Pero repasando el artículo, creo que por esta vez es suficiente información. Aquí te dejo ejercicios para practicar este tema. ¡Gracias por leer!

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