Me levanté, me duché y me lavé los dientes: reflexividad y reciprocidad verbal en español y otros verbos pronominales.
a reflexividad verbal es un fenómeno gramatical por el cual la acción verbal recae sobre el sujeto gramatical, es decir, por definición, sobre quién ejecuta la acción verbal. Si bien esta es la definición más amplia veremos en ejemplos que en la práctica la acción puede recaer sobre el sujeto gramatical en sí, sobre una parte de su cuerpo o sobre la ropa que tiene puesta. El uso de verbos reflexivos implica el uso de pronombres reflexivos que pueden ser omitidos nunca ya que su omisión le quita el sentido a la oración o lo cambia. En este artículo veremos los pronombres reflexivos, verbos reflexivos de uso frecuente y ejemplos, y además veremos otro fenómeno gramatical del español: la reciprocidad verbal. Además. veremos otros verbos pronominales. La buena noticia es que cuando usamos estos otros grupos de verbos los pronombres son los mismos. ¡Vamos!
Los pronombres reflexivos

El orden de la frase
Si bien en varios artículos hemos visto ya que el orden de la frase en español es bastante libre, en este caso es necesario puntualizar que los pronombres reflexivos siempre preceden a la forma conjugada del verbo y, como apuntábamos más arriba, a diferencia de los pronombres personales nunca pueden ser omitidos.
(Yo) me bañé.
(Ellas) se lavaron los dientes.
En el caso de las formas verbales compuestas el pronombre reflexivo precede al verbo auxiliar.
(Yo) me he bañado.
(Ellas) se han lavado los dientes.
Verbos reflexivos de uso frecuente
El paradigma de los verbos reflexivos en español son los verbos de la rutina. Veamos ejemplos.
Despertarse: Me despierto a las 7 de la mañana todos los días.
Levantarse: Mi hermana se levanta temprano para ir a trabajar.
Ducharse/bañarse: Me ducho después de hacer ejercicio.
Lavarse: Los niños se lavan las manos antes de comer.
Vestirse: Se viste muy elegante para las reuniones.
Peinarse: Ana se peina frente al espejo cada mañana.
Maquillarse: Se maquilla rápidamente antes de salir.
Afeitarse: Mi padre se afeita cada dos días.
Cepillarse: Me cepillo los dientes después de cada comida.
Acostarse: Nos acostamos tarde los fines de semana.
Dormirse: El bebé se duerme después de tomar su leche.
Estos verbos son reflexivos cuando la acción verbal recae sobre el sujeto, pero no lo son cuando la acción recae sobre otra cosa o persona, como en Le lavé las ventanillas al auto en contraposición con Me lavé las manos. En particular el verbo dormir en su forma pronominal tiene dos significados: dormirse significa conciliar el sueño, Ayer me dormí a las diez de la noche, y también significa no despertarse a tiempo para hacer algo que teníamos que hacer, Llegué tarde a la clase porque me dormí. En su forma no pronominal dormir significa la acción de dormir: Ayer dormí doce horas porque estaba muy cansado.
Otros verbos reflexivos
Sentarse: Se sentó en el sofá a leer un libro.
Acercarse: Me acerqué a la ventana para ver mejor.
Alejarse: Se alejó lentamente del lugar.
Detenerse: El coche se detuvo en el semáforo en rojo.
Agacharse: Se agachó para recoger las llaves.
Apoyarse: Se apoyó en la pared porque estaba cansado.
Esconderse: Los niños se esconden durante el juego.
Reciprocidad verbal
La reciprocidad se refiere a cuando dos o más personas ejecutan una acción verbal mutuamente entre sí. Esto es posible solo en plural, por lo tanto se utilizan los pronombres nos, os y se, dependiendo de la persona. En este caso los pronombres indican que la acción se realiza de manera mutua entre los participantes de la misma. Veamos ejemplos y una pequeña lista de verbos que son utilizados de esta manera.
Nosotros nos miramos. Cada uno de nosotros mira al otro.
Ellas se abrazaron. Cada una abrazó a la otra.
Vosotros os saludáis. Cada uno saluda al otro.
Conocerse: Nos conocimos en la universidad hace años.
Reunirse: La familia se reúne los domingos para comer.
Encontrarse: Nos encontramos casualmente en el supermercado.
Despedirse: Se despidió con un abrazo.
Besarse: La pareja se besó al despedirse.
Casarse: Se casaron después de cinco años de noviazgo.
Divorciarse: Se divorciaron tras muchos problemas.
Existen muchos verbos que, sin ser estrictamente reflexivos, requieren el uso de estos mismos pronombres. Algunos de ellos son esencialmente pronominales, es decir, si no utilizamos los pronombres la oración pierde el sentido, y en otros casos el uso del mismo verbo sin el pronombre cambia el significado del verbo. Veamos una lista de verbos pronominales y frases de ejemplo.
Convertirse: El agua se convierte en hielo a 0 grados.
Volverse: Se volvió más responsable con los años.
Hacerse: Se hizo médico después de estudiar mucho.
Ponerse: Se puso nervioso durante la entrevista.
Quedarse: Anoche me quedé en casa.
Sentirse: Me siento feliz cuando estoy con mis amigos.
Marearse: Se mareó en el barco por el movimiento.
Enfermarse: Se enfermó después de caminar bajo la lluvia.
Recuperarse: Se recuperó rápidamente de la operación.
Mejorarse: El paciente se mejoró gracias al tratamiento.
Expresarse: Se expresa muy bien en público.
Disculparse: Se disculpó por llegar tarde.
Equivocarse: Me equivoqué al calcular el resultado.
Olvidarse: Se olvidó de comprar el pan.
Acordarse: ¿Te acuerdas de mi cumpleaños?
Arrepentirse: Se arrepintió de sus palabras.
Confundirse: Me confundí con las direcciones.
Atreverse: No se atrevió a hablar en la reunión.
Decidirse: Finalmente se decidió a cambiar de trabajo.
Una duda frecuente entre los aprendientes de español es la diferencia entre ir e irse. Esta diferencia es, en realidad, bastante sencilla: ir significa dirigirse hacia un lugar, como en voy a trabajar todos los días en bicicleta o ella va al parque todas las tardes, e irse significa abandonar el lugar en el que uno se encuentra, como en me tengo que ir o él se fue de la playa porque hacía mucho frío.
¿Por qué existen los verbos reflexivos?
Este fenómeno es, desde un punto de vista lingüístico, innecesario. Y esto lo digo porque en otros idiomas no existe y en estos idiomas se pueden transmitir perfectamente los mismos mensajes que en español requieren el uso de estos pronombres, y porque en el propio idioma español existen ejemplos del mismo mensaje que puede ser transmitido con un verbo pronominal y uno no pronominal. Así, recuerdo mis vacaciones en París y me acuerdo de mis vacaciones en París tienen el mismo significado, pero acordarse es un verbo pronominal, por lo tanto tenemos que utilizar el pronombre reflexivo, pero recordar no lo es, por lo que no lo tenemos que utilizar, ni podemos utilizarlo. Este fenómeno deriva del latín vulgar, en el que comenzó a desarrollarse una voz media, intermedia entre la voz activa y la voz pasiva. Con la evolución al romance muchas formas de esta voz media y algunas de voz pasiva derivaron en formas reflexivas y, con la posterior evolución del idioma, lo que comenzó como un uso reflexivo estricto (acción que recae sobre el sujeto) se fue extendiendo a otras funciones semánticas. El español ha mantenido y expandido este sistema pronominal, y otras lenguas romances han desarrollado estructuras similares.
Espero que este artículo te haya resultado interesante y, sobre todo, útil. Aquí te dejo ejercicios para practicar este tema de uso tan extendido en el idioma español. ¡Gracias por la lectura! Si tienes alguna duda, me escribes.
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