¿Por qué aprender una lengua extranjera?
uando pensamos en los beneficios de aprender una lengua extranjera hay algunos que vienen rápidamente a la mente. Un ejemplo podría ser el acceso a mejores oportunidades laborales o académicas, algo que es lógico. El acceso a muchos puestos de trabajo, así como a muchos cursos en universidades, requiere un buen nivel de competencia lingüística, por lo general en inglés, aunque obviamente también otros idiomas abren puertas. Aunque siguiendo con el idioma inglés, algo que se nos puede venir a la mente con este idioma en particular es que, por su característica de "idioma internacional" seguramente encontraremos, no importa a que parte del mundo viajemos, a alguien con quien podamos comunicarnos en este idioma. Un beneficio que, en parte, comparte el aprendizaje del idioma español como lengua extranjera: por ser un idioma multicéntrico, el dominarlo nos permitirá comunicarnos en muchos países. Entonces, se desprende de estas últimas líneas otro beneficio en el que rápidamente podemos pensar a la hora de considerar aprender una lengua extranjera: comunicarnos cuando viajamos.
“Por ser un idioma multicéntrico, dominar el idioma español nos permitirá comunicarnos en muchos países.”
Entonces, sigamos pensando en viajar. La experiencia de visitar un país dominando la lengua local es completamente diferente a visitarlo sin hacerlo. Y hablándolo con un nivel de competencia lingüística menor al dominio, también. Creo que, entre otras cosas, el local aprecia el esfuerzo que uno hace al, al menos, intentar hablar su lengua. Y, por supuesto, esto nos permite socializar con la gente local a otro nivel, algo que lleva la experiencia cultural a otro nivel. Personalmente, son momentos que atesoro. Me encanta, sí, visitar los sitios turísticos de los países que visito. Pero esas charlas informales de bar, con una cervecita de por medio, con un perfecto desconocido, en la que descubrimos que al fin y al cabo no somos tan diferentes, eso es viajar para mí.
Este último punto nos lleva a lo cultural. Después de todo, nadie aprende una lengua extranjera con ejemplos de su propia cultura, ¿verdad? Aprender una lengua extranjera no es simplemente aprender a recibir y transmitir mensajes en un código ajeno, no. Aprender un nuevo idioma es aprender también una nueva cultura, con todas las implicancias que esto tiene. Esto no es solamente aprender datos curiosos sobre cosas que en nuestra cultura no existen o se hacen de manera diferente, es también en cierta forma sumergirnos en esta cultura ajena para comprenderla, lo que nos abre la mente y nos ayuda, sin dudas, a despojarnos de prejuicios. Esto sumado a las ventajas de la facilidad que nos brinda internet para conocer a alguna persona para realizar intercambios de idiomas. Por experiencia personal, estos intercambios nunca son exclusivamente lingüísticos. Son verdaderos intercambios culturales e incluso en ocasiones uno encuentra verdaderos amigos, aunque sea a la distancia.
Aprender un nuevo idioma es aprender también una nueva cultura.
Creo que los beneficios que nombro arriba son, por decirlo de alguna manera, bastante evidentes cuando uno piensa en qué puede ganar aprendiendo una nueva lengua. Y no dudo que hay muchos más, pero quería nada más hacer una breve reseña a modo de introducción, ya que lo que quería contarles es que hay buenas noticias en cuanto al aprendizaje de lenguas desde la neurociencia. Beneficios que quizás no sean tan obvios. Por un lado, diferentes estudios de investigación han aportado evidencia de que las personas bilingües utilizan su cerebro de forma diferente a las monolingües, activándose diferentes áreas de la corteza cerebral en cuanto al control del lenguaje se trata. Asimismo, y también en adultos que comienzan a aprender una lengua extranjera, mediante un fenómeno denominado plasticidad neuronal en las personas que hablan más de un idioma aumentan las sinapsis entre neuronas y la densidad de la sustancia blanca. Esto, en definitiva, resulta en personas con mayor capacidad de resolución de problemas, con mejor memoria y mayor flexibilidad mental.
“Diferentes estudios de investigación han aportado evidencias de que las personas utilizan su cerebro de forma diferente que las monolingües .”
Y por último pero no menos importante, diferentes autores han hecho hincapié en los últimos años en que el aprendizaje de nuevos idiomas retrasa la aparición de síntomas de enfermedades neurodegenerativas como las demencias (al menos tres tipos de demencia) y de la enfermedad de Parkinson. Obviamente, el cuidado de la salud de nuestro cerebro, así como de nuestro cuerpo en general, depende de muchos más factores, como la alimentación, el evitar hábitos tóxicos, el mantenernos activos físicamente, etc. Pero en el caso en particular de estas condiciones cerebrales y el aprendizaje de lenguas extranjeras, el retraso en la aparición de los síntomas relacionados por las mismas podría ser hasta de unos 5 años. Si bien tengo que decir que no me sorprende, ya que me gusta pensar que el cerebro es como un músculo al que debemos ejercitar, si tengo que reconocer que me resulta muy interesante leer sobre estos temas para seguir comprobando que aprender un nuevo idioma, más que simplemente el hecho de aprenderlo, es un fenómeno que tiene repercusiones a muchos niveles en la persona que decide embarcarse en tal aventura.
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